Michael Pisaro
1.- Sleeping muse 25:00
2.- The endless column 28:36
3.- Sculpture for the blind 10:06
Greg Stuart, recorded tam-tam
Distribuye en España: Arsonal
Debo reconocer que siempre he sentido una especial afinidad por las escuelas dogmáticas (en el arte). Debido a mi condición de oyente, me interesa adentrarme en las posturas de esos autores que, en un momento u otro de la historia, deciden unirse para diseñar ferreamente una estética que habrá de regirse por unos parámetros exactos. Lejos quedó el círculo de Darmstadt (del que emanaron muchas grandes obras y, lo más importante, supuso un empujón definitivo para todo tipo de rupturas artísticas), los minimalistas clásicos ya tienden otros puentes y los artistas sonoros andan pisando siempre inestables terrenos movedizos. La época de los credos indiscutibles quedó atrás. Por eso sorprende comprobar la vehemencia e intensa actividad discográfica del grupo de compositores agrupados bajo el término Wandelweiser (Burkhard Schlothauer, Antoine Beuger, Eva-Maria Houben, Jürg Frey y Michael Pisaro entre otros). Reunidos en 1992, esta asociación de compositores conceptuales -con raíces en la improvisación y en el puro trabajo instalativo- toman a John Cage como su guía espiritual para repintar sus obras con un barniz puramente europeo. No hay en sus trabajos hálito alguno del humor del gran norteamericano, tampoco pervive una mínima cercanía con postulados orientalistas.
Queda pues una radical glorificación del silencio y del sonido estático. Una buena idea de lo que aquí hablamos la dan ya las portadas de las ediciones, de un inmáculo color hueso, con la mínima información. Ante sus discos -la mejor vía para conocer sus composiciones fuera del ámbito geográfico centroeuropeo- el término vanguardia (que no nos cansaremos de reivindicar, por lo que supone de abstracción y reto intelectual, en tiempos del reinado de un arte vapuleado y cretinamente social) cobra pleno sentido. Si Alvin Lucier se jactaba, en la mejor tradición del experimentalismo, de que cada obra suya representaba la plasmación de una idea distinta, con las áridas estepas sonoras de los afines a Wandelweiser sucede exactamente lo mismo.
"Es necesario escuchar el comienzo, el desarrollo y el final de un sonido. Es necesario tener tiempo para olvidar un sonido y crear un espacio en la mente para un nuevo sonido que llega, se desarrolla y se va. Es una manera de mostrar respeto a estos sonidos", asegura Schlothauer. ¿Música ambient de nuevo cuño?, ¿acaso una suerte de neoestatismo relajante? Antoine Beuger volatiliza semejante idea: "El silencio no tiene nada que ver con la calma o la tranquilidad. No se encuentra en la naturaleza, simplemente ocurre como un suceso, como una ruptura en la situción en la que uno se encuentra. No es necesariamente bonito o agradable, sino que incluso pude ser horrible". A este respecto la interpretación (recogidas en su propio sello, Wandelweiser Records, con referencia EWR 9901) de la pieza Branches (1974), de John Cage, a cargo del Ensemble daswirdas, nos parece paradigmática. Nunca antes habíamos atendido una lectura tan indigesta de una obra del creador de In a landscape. Silencios y sonidos crudos de manipulación concreta se conectan en una extensa creación que jamás eleva el tono pero que, justamente por ello, resulta enormemente retadora para los nervios del auditor.
Y aunque, por lo que me consta, ningún compositor del grupo Wandelweiser ha reivindicado el provocador gesto de invocar a la capacidad de concentración del receptor, atraviesa cualquier creación de estos músicos (bien sea ideada para cuarteto de cuerdas, trompa marina o electrónica pura) una desnudez tan prístina que confiere una considerable complejidad en la audición. Ante algunas piezas determinadas -pienso en buena parte de las firmadas por Michael Pisaro y Manfred Werder- es posible establecer lazos con puntuales composiciones de Phill Niblock (con sus eternos y cavernosos drones) y Paul Panhuysen (fascinado por ahuyentar el silencio con aristados aunque uniformes sonidos sin principio ni final) pero, en cualquier caso, toda relación puede observarse como una pura conjetura de discófilo.
Dentro de las publicaciones recientes de Wandelweiser Records elegimos el cedé Hearing metal 1, que documenta la primera parte de una composición para tam-tam realizada entre 2008 y 2009 (el cariz de novedad es absoluto) por el músico Michael Pisaro (Buffalo, Nueva York, 1961). Pisaro, un músico estrechamente ligado a la guerrilla más underground de la modernidad, ha compuesto un centenar de piezas que transitan senderos en los que la instalación, el arte sonoro, la música instrumental y la performance conviven para originar sinuosos híbridos. Profesor de composición en el Instituto de las Artes de California e interesado por la obra del escultor rumano Constantin Brâncuşi (1876-1957) es precisamente la imaginería de éste la que motivó a Pisaro el interés por acercarse al tam-tam como si de una escultura se tratara, respetando sus márgenes, nunca alterándolo.
Al visualizar en nuestra mente el tam-tam es imposible no asociarlo a una obra clave de la música contemporánea, Mikrophonie I, fechada en 1964 por Karlheinz Stockhausen. Sin embargo, donde en aquella un "torturado" instrumento percutivo (por mor de la manipulación de hasta cuatro ejecutantes) devenía en una fuente de intrigantes sonoridades de querencia casi noise, en Hearing metal 1, el tam-tam sobre el que el percusionista Greg Stuart da vida a la partitura aletea como si fuera un débil altavoz. A Pisaro le apasionó la idea de acercarse al tam-tam con la intención de elaborar un singular e imaginario paisaje sonoro por las entrañas del instrumento. Con sólo aproximarse, con apenas excitarlo, esta proto-escultura instrumental responde a la llamada. Dividida en tres cortes -Sleeping muse, The endless column y Sculpture for the blind- el músico Greg Stuart entregó a Pisaro una serie de improvisaciones grabadas (o intervenciones) sobre el instrumento que sirvieron al compositor para que éste acotara en una sesión posterior el resultado exacto. Y éste, que podría pasar prácticamente por una chamánica llamada a un ritual (con empleo de una electrónica que actúa como extensora de ecos y resonancias), deambula a través de un exploratorio mapa del tam-tam en el que las frecuencias, los sonidos inclinados, las duraciones e incluso el modelo formal de la coral modelan una obra tendente a la extinción en la que jamás parece suceder nada nuevo. El tono hiératico y metálico de la música señalan a Morton Feldman, y por lo mismo, la imagen mental de un fortísimo sol, de una tierra devastada o de un río de lava que discurre lentamente por la ladera de un volcán parecen dibujos adecuados. En Hearing metal 1, los mínimos sucesos evolucionan sin que apenas podamos distinguir diferencias entre unos y otros. En ello radica parte del misterio. Y he ahí también su recóndita belleza.
Audición: Sculpture for the blind (2008-2009), para tam-tam.
4 comentarios:
hearing metal 1 es para mi uno de los mejores cds del 2009. Greg Stuart me confirmó por mail que "solo" utilizó un tam-tam de 60pulgadas, el mismo que se utiliza para interpretar mikrophonie. Lo más interesante es las texturas que consigue con un solo instrumento, sobre todo en sleeping muse, tan complejas como las de unrhymed chord, otra composición de Pisaro en Wandelweiser, pero en la que Greg Stuart toca 70 instrumentos diferentes.
A mí también me ha parecido Hearing metal 1 un trabajo sorprendente que, lamentablemente, no pasará de ser conocido por un pequeño reducto de aficionados. Ojalá Wandelweiser encontrara en España (y en general, en otros países) una distribución más adecuada.
coincido con tu opinión. Adelante con el blog!
Muchas gracias Rubén. Enlazo a tu inquieta bitácora Lontananza.
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