Karlheinz Stockhausen (1928-2007)
1.- Kontra-punkte (1952-53) 11:51
2.- Refrain (1959) 11:52
3.- Zeitmasze (1955-56) 12:47
4.- Schlagtrio (1952) 15:11
ensemble recherche. Rupert Huber, director.
Wergo 6717 2
Distribuye en España: Diverdi
Siempre sorprende encontrar una edición dedicada a la música de Karlheinz Stockhausen al margen de su propio sello, que atesora la gran mayoría de los derechos de grabación de su obra -Stockhausen Verlag-. Centrado, como no podía ser de otra forma, en la parte de su catálogo que obra en poder de Universal Edition (correspondiente a la primera época, por cierto, una de las más divulgadas), el sello alemán Wergo vuelve a él tras haber presentado años atrás una estupenda grabación de Tierkreis para reivindicar cuatro piezas tempranas, todas ellas confiadas al emblemático ensemble recherche: Kontra-punkte, Refrain, Zeitmasze y Schlagtrio.
Si bien es posible encontrar algún que otro registro aislado de estas obras al margen de los cedés de la Edición Stockhausen, la reunión de estas partituras, grabadas todas ellas entre 2008 y 2009, con una excelente toma de sonido, con unos criterios interpretativos actuales y llevadas a cabo con la máxima dotación técnica aseguran de antemano un álbum que no ha de faltar en colección que se precie. También supone una puerta de entrada a aquellos que hoy se inician en el universo sonoro de Stockhausen y que pueden hallar cierta dificultad en acceder a las costosas y mal distribuidas grabaciones de la Stockhausen-Stiftung.
Al contrario que en el registro que antes referíamos centrado en Tierkreis, donde la zodiacal y casi folclórica composición del músico alemán gozaba de una desprejuiciada interpretación comandada por Mike Svoboda, ninguna de las partituras que ahora se presentan podría ser abordada desde una óptica que no fuera la del más férreo y estricto sometimiento a unas partituras que forma parte del sancta sanctorum del serialismo integral, con la sola excepción de la más abierta Refrain, donde la huella de John Cage es bastante percicible.
En muchos comentarios y estudios al respecto se tiene un cierto desdén hacia el Schlagtrio, en adelante Trío de percusión, que Stockhausen compuso en 1952. De alguna manera su impacto ha sido suavizado por la preponderancia en el repertorio y en el análisis de títulos como Kontra-punkte y Kreuzpiel. En cualquier caso en este Trío, de rabioso puntillismo y extenso discurso, sobrevuela con todo el peso académico los hallazgos sonoros de un Anton Webern pasados por la visión de un joven compositor que ya en aquel lejano año parecía renuente a emplear plantillas convencionales, enriqueciendo su partitura con un conjunto de seis timbales y un piano.
Karlheinz Stockhausen
Aunque parece obvio, por la agrupación de familias, pensar en la Sonata para dos pianos y percusión de Bartok, en este Trío no existen elementos comunes más allá de cierta comunión en la plantilla. Por contra sí que es visible en el origen teórico de la partitura un ambiguo intento de plasmar en música la visión cosmogónica y fuertemente teológica de la vida que tanto determinará a Stockhausen en su última época. Aquí el del Mödrath se referirá al piano y a la percusión como dos "entidades que pueden ser físicamente percibidas" cuyos monólogos se agitan entre sí, comulgan y finalmente se distancian. En el drástico y abigarrado planteamiento musical del Trío, Stockhausen no permite libertad interpretativa alguna al ejecutante. En este sentido no ha de sorprender comprobar, en una audición comparada, cómo esta versión del ensemble recherche -2008- (Jean-Pierre Collot, piano; Christian Dierstein y Mariko Nishioka, timbales) no difiere con respecto a la recogida en el cd 2 de la Stockhausen Verlag -1976- (Aloys Kontarsky, piano; Jean Batigne y Georges von Gucht, timbales) en ningún matiz percibible, más allá de la obvia diferenciación de los planos sonoros que beneficia a la microfonización del reciente registro de Wergo.
La primera obra que dio notoriedad a Stockhausen fue Kontra-Punkte, estrenada en 1953 por Hermann Scherchen y considerada por él mismo como el verdadero punto de partida dentro de su evolución artística. En ella se establecen seis colores tonales distintos a través de tres pares de instrumentos de viento (flauta-fagot, clarinete-clarinete bajo, trompeta-trombón) y tres tipos de instrumentos de cuerda (piano, arpa, violín-cello). Tanto los colores como las duraciones y la dinámica se reducen a la esencia, el timbre instrumental al del piano, la dinámica al nivel suave y las duraciones a la homogeneidad. A pesar de su fuerte lazo con la estética puntillista, sigue existiendo en esta música grande y tan perfectamente datable (al contrario de lo que sucede con ciertas piezas más endebles y arqueológicas de los mismos años e idéntico estilo (debidas, entre otros, a Henri Pousseur, Karel Goeyvaerts e incluso Bruno Maderna), las de Stockhausen se conservan en forma, lucen músculo y brillantez y la agógica que las anima nos sigue comunicando como si hubiesen sido escritas hoy mismo.
Quizá únicamente se le podrá achacar una brizna de aridez a Zeitmasze (1955-56) para cinco instrumentos de viento. Cuestiones del tiempo y de su compartimentación están en la base conceptual de una virtuosa pieza que emplea el quinteto de maderas para originar cinco estratos de tiempo con el fin de conseguir una música más fluida y volatil que la realizada en años atrás, permitiendo por primera vez abrir la ventana de la aleatoriedad, presente en las cadencias. Acaso sea aquí donde el recherche puntúa más alto pues la sensación de vértigo técnico se hace más patente que en anteriores grabaciones y la compartimentación de los planos permite una audición muy cercana a la experiencia de la escucha en vivo.
El segundo track del cedé lo protagoniza Refrain (1959), para piano, celesta y percusión, la obra maestra de esta compilación. El título hace referencia al refrán que interrumpe la continuidad sonora de la partitura en seis ocasiones y que consiste de glissandi, clusters, trinos, sonidos bajos del piano y pequeños fragmentos melódicos. Estos refranes están impresos en una lámina transparente que se coloca sobre la partitura circular y gira según el criterio de los músicos, quienes eligen dónde y cómo ejecutar los refranes. La partitura, haciendo hincapié en la fecha en la que se concibió, conlleva dos elementos enormemente provocativos en la estética que Stockhausen había venido practicando. Por un lado, el propio concepto de la obra lleva aparejado cierta repetición de instantes sonoros concretos (impensable en piezas anteriores) y por otro el compositor, influenciado por su encuentro con John Cage tras la visita de éste a la ciudad alemana de Darmstadt, da alas al silencio y a la gestualidad de los propios músicos.
Aunque la versión de los solistas del recherche ha de convertirse en referencial, en espíritu parece estár más cercana al tono provocativo de la partitura la legendaria lectura que el teclista Aloys Kontarsky, el percusionista Christoph Caskel y el propio autor brindan en el CD 6 de la Stockhausen-Verlag. Allí los intérpretes propician una alucinada ejecución en la que parecen estar enfurecidos, atrapados por el clima de turbadora vanguardia de esta música viva, entregados a un desenfreno tímbrico que no tenía parangón en la música genial del autor de Licht. El recherche lima aristas, cuida los matices al máximo pero su ejecución adolece de esa sensación de espontaneidad cuasi improvisatoria. Es éste un Refrain domesticado, pasado por el tamiz del tiempo, aunque igualmente válido.
Audición: Schlagtrio (ensemble recherche).
3 comentarios:
Me lo compro, por descontado...
Por una de esas y ya que escribo: No sabrás si se puede hallar trabajo de Roberto Gerhard editado?
Lo he oído estos días y me recordó que quiero algo suyo.
Quizá tu me puedas dar una opinión.
Saludos.
Gabriel
Gabriel,
Imagino que te refieres a ediciones discográficas de la obra de Roberto Gerhard. En tiendas resulta difícil pero en Internet (échale un vistazo especialmente al Amazon inglés) puedes encontrar bastantes registros dedicados a su música. Yo tengo una especial predilección por sus fantásticas cuatro sinfonías. Y aunque prefiero la grabación que Víctor Pablo Pérez realizó hace años para Audivis-Montaigne, las que puedes hallar en el sello Chandos, debidas a Matthias Bamert tampoco te defraudarán. Lo dicho, la obra orquestal es excepcional (incluyendo también piezas como La peste), la de cámara es interesante, a mi juicio, a medias, y con respecto a su ópera -La dueña- todavía no tengo una opinión formada al respecto.
Saludos y gracias por leer.
Gracias Ismael.
Comparto nuevamente tu opinión.
Compré finalmente y casualmente antes de leer tu consejo la de Victor Pablo Perez!
Y el Horóscopo, (he oido estos días una version de la Birmingham con dirección de Knuss pero se ve que no está editada. A mi me pareció increíble).
Como comentario: me sacaron un ojo por los dos CD's, pero creo que vale la pena.
Un saludo, seguiré como siempre con interés tu blog.
Gabriel
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