Cristóbal Halffter. 2010. Foto: Efe |
El pasado 15 de febrero tuvo lugar en Sevilla un
acontecimiento musical de un calado extraordinario. De un lado, la joven
Orquesta Conjunta del C. S. M. Manuel Castillo y de la Universidad de Sevilla,
dirigida por Juan García Rodríguez, demostraba cómo en muy poco tiempo esta
formación ha alcanzado una apreciable solidez abrazando además el riesgo –ya desestimado
por la mayoría de los conjuntos sinfónicos profesionales- de programar a
clásicos junto a contemporáneos. De otro, el compositor Cristóbal Halffter
(Madrid, 1930) asistía a aquel programa en el que, además del Concierto para
piano nº3 de Rachmaninoff, se presentaba una partitura histórica de la música
de vanguardia española: sus Elegías a la muerte de tres poetas españoles (1975)
[interpretación que puede disfrutarse en YouTube]. Del excelente resultado
artístico de aquella velada dio buena cuenta en su crítica publicada en El Correo de Andalucía, Juan José Roldán.
Con ocasión de aquella visita a Sevilla tuve la oportunidad
de conocer algo más de cerca a Cristóbal Halffter y a su esposa, la pianista
María Manuela Caro. A partir de ahí surgió una agradable relación en la que a mi
admiración por la figura de este fascinante creador se unió la amabilidad con
la que tuvo la paciencia de iniciar un intercambio epistolar (emailístico
cabría decir) al que parcialmente ahora doy forma con la siguiente entrevista. Otra,
necesariamente más breve, centrada exclusivamente en los detalles de su tercera
ópera –Die Schachnovelle (Novela de ajedrez)- que conocerá su estreno en 2013
en la germana localidad de Kiel, se publicará en septiembre en la revista Ópera Actual.
¿Qué diferencia existe entre escuchar una obra suya en los atriles de
una orquesta de músicos profesionales y otra joven, caso de la Orquesta
Sinfónica Conjunta de la Universidad de Sevilla y el Conservatorio Manuel
Castillo?
Es muy difícil explicar en qué
consiste exactamente. En la orquesta profesional lo que se nota es una enorme seguridad en
lo que se está tocando. Pero en una de
jóvenes la falta lógica de experiencia crea una tensión que muchas veces es muy
beneficiosa. Es la tensión de la aventura de tocar una obra nueva. Esto crea un
fenómeno distinto, ni mejor ni peor, pero que a mí al menos me agrada mucho.
¿Cómo ha sido la experiencia de escuchar sus Elegías a la muerte
de tres poetas españoles en la interpretación de la Orquesta Sinfónica
Conjunta (OSC) y Juan Garcia Rodríguez?
Muy positiva. Hace 30 años era
impensable oír una orquesta con el nivel de la OSC incluso en una formada por
profesionales. Eso significa que han cambiado mucho las cosas para bien. En
España el mundo de las orquestas ha evolucionado enormemente. ¿Que hay
problemas? Por supuesto, pero lo importante es que el tejido, la red sinfónica
se ha creado. Hay cosas mejorables pero el hecho de que una orquesta de jóvenes
tocara con tan buen nivel en Sevilla me resulta muy emocionante.
Al poco de llegar su hijo, Pedro Halffter, a la dirección del
Maestranza se hablaba de poder oír en este escenario su ópera Don Quijote. No
sólo no ocurrió tal cosa si no que su música está prácticamente ausente de
la ciudad. ¿No ve una excesiva
prudencia en ello?
Son cosas muy personales de mi
hijo. Tenemos una relación muy estrecha y
nos admiramos mutuamente. El sabe perfectamente lo que tiene que hacer. Y
yo no he querido influir nunca en sus planes. Me parece perfecto todo lo que
haga.
A su juicio, ¿un director de
orquesta es un “artista” o un “profesional de la música”?Es un creador. Como todo interprete, recrea las obras. La obra solamente existe cuando se interpreta. Y para interpretarla hace falta conocerla, entonces se vuelve crear. El intérprete se sumerge en el mundo de Beethoven o de quien sea para buscar el espíritu que hizo surgir esa obra. Por eso los intérpretes tienen que tener una preparación intelectual muy grande además de su preparación técnica.
Escuchando el otro día las Elegías me sorprendió comprobar la
viveza de la obra, lo nueva que nos sigue sonando, lo que es extensible a todo su
catálogo. ¿Viene a demostrar esto que por medio de la música avanzada se puede convocar a la emoción?
La atonalidad, la tonalidad, el
serialismo, la música modal, la gregoriana... todos son métodos para hacer
algo. Es como el escultor que tiene una materia, la que sea, que tiene que
transformar en belleza y en comunicación. Cualquier método es bueno siempre que
la idea sea buena.
¿Nunca estuvo tentado de abrazar la melodía en el modo en el que lo
hizo su colega de generación Antón García Abril?
Antón es un colega al que admiro
mucho. Pero él habla como si fuera el único que la trabaja. No existe música
sin melodía. Un sonido seguido de otro es una melodía. Esa melodía puede ser
tonal, atonal, dodecafónica, lo que sea… Pero la continuidad sonora es melodía
que puede ser más o menos compleja, bella
u horrible. Lo que pasa es que la melodía al estilo de la de Verdi ya no
se hace. ¿Qué sentido tiene hacerla hoy?
Tiene mucha obra en catálogo no disponible para el aficionado que
quiera escucharla ¿No ha pensado nunca en iniciar usted una edición
discográfica para difundir su catálogo como hace Stockhausen (Stockhausen-Verlag)
o Garcia Abril (Bolamar)?
Lo empezamos a hacer pero se
interrumpió por cuestiones de tipo económico. Me preocupo mas de que la obra se
toque en directo que no de que quede registrada. Las grabaciones son fundamentales
pero mucho más fundamental es la obra en directo. Yo tengo las Elegias grabadas con dos orquestas diferentes pero con la emoción que se hizo el otro
día en Sevilla solo se logra en directo.
¿De cuál de las partituras de la época más virulenta de la vanguardia se
siente más satisfecho?
Yo no lo puedo juzgar. Todas las
obras que forman parte de mi catálogo las he escrito en momentos concretos y
cada una de ellas lleva la impronta de mi pasión. Todas me siguen resultando
válidas. Aunque siempre la última obra que he escrito es la que más ganas tengo
de que se toque.
En otro ámbito ajeno al musical, ¿no le cansa tener que estar
justificándose siempre de sus decisiones biográficas? Lo pregunto por quienes se empeñan en relacionarle con el régimen franquista sobre el que usted mismo se definió claramente con obras como las Elegías o la
cantata Yes, speak out.
Hay mucha gente que no tiene otra
cosa que hacer que buscar 80 pies al gato y yo hago muy poco caso de eso. Yo
viví como muchos españoles durante el franquismo y fui muy feliz en esa época porque me casé y
tuve dos hijos y muchos estrenos. No estábamos pendiente todos los días de la
triste situación política que atravesábamos. Esto no quiere decir que no estuviéramos
en contra del dictador. Simplemente continué con mi vida.
Siempre he sentido curiosidad por saber si no le tiene algo de ojeriza
a la obra Tiento del primer tono y batalla imperial por ser su pieza más
difundida…
Al contrario, tengo gran aprecio
por esa partitura. Es una obra que escribí como regalo sonoro para un personaje
impresionante, Paul Sacher. Para regalarle una obra pensé que lo mejor era
regalarle mi tradición y cogí dos páginas de la tradición organística española,
obras que, por otra parte, eran absolutamente desconocidas en España.
Tardó en abrazar la ópera pero ya va por su tercera. Háblenos de
ella…
Ayer mismo [por el domingo 19 de
febrero] puse la doble barra en la partitura y ya está totalmente enviada a
Universal Edition. Es una obra sobre la Novela de ajedrez (Die
Schachnovelle) de Stefan Zweig que yo he transformado en una ópera. He
trabajado con Wolfgang Haendele, un gran
conocedor del mundo del teatro porque él mismo es dramaturgo en la Ópera de
Linz. Lo que en la novela de Zweig es un relato de un único señor nosotros lo
convertimos en un diálogo.
Se trata de una ópera de gran
formado con dos horas de representación sin interrupción, ocho escenas y 18 personajes. Si mi anterior ópera, Lázaro,
era más espiritual, en esta contamos una historia. La de un abogado austriaco
en Viena en el año 1938 al que persiguen los nazis, vive unos meses en condiciones
infrahumanas y por una casualidad a través de un libro de ajedrez que encuentra
juega consigo mismo y puede superar una crisis tremenda de violencia. Se
estrenará en la Ópera de Kiel (18 de mayo al 2013).
Se supo hace meses del interés de Mortier por programar Lázaro
en el Real. ¿Hay algún proyecto operístico en este sentido o en otro?
Se ha retirado esta idea.
Seguramente no les interesa. Yo no sé qué pasa. Pero no vamos a estar
quejándonos todo el día. Tenemos un poco de papanatismo en nuestro país. El
español medio tiene complejo de inferioridad cuando sale al extranjero y se
encuentra aplanado. Y por otro lado también tiene complejo de superioridad: “Ellos
tienen la torre Eiffel, nosotros la tortilla y los churros”. ¡Nunca lo he
entendido! Europa sin España no se
comprendería. Por ejemplo, este país tiene la suerte de haber sido un cruce de
civilizaciones con influencias del mundo oriental. Esto debería ser motivo de
orgullo y no es así.
¿En qué otros proyectos trabaja?
Francamente, con la escritura de
la ópera he tenido muy poco tiempo desocupado. Por suerte, desde hace unos días soy
un hombre libre. Aunque no le quepa la mayor duda de que dentro de quince días
ya estaré metido en otro lío [en efecto, ahora mismo el maestro Halffter se encuentra enfrascado en la creación de su Cuarteto de cuerdas nº 8 que estrenará el Leipzig Streichquartett al final de la temporada 2012/2013 del CNDM]
Usted obtuvo hace dos años el Premio Fronteras del Conocimiento de
la Fundación BBVA. ¿Tan cerca está usted, o Lachenmann o Sciarrino, de los
doctos científicos que galardona la Fundación?
Es fundamental que el mundo del
conocimiento tenga una visión sensible y el mundo de la cultura y de la
sensibilidad tenga una visión del conocimiento. El científico está creando
belleza y cuando es consciente de eso es cuando es realmente científico. Por su
parte, el compositor está metido en el mundo de la sensibilidad y necesita el
aporte del conocimiento y de la razón. Porque en la música la sensibilidad sola
no basta. Y el mundo de la razón sin sensibilidad puede ser algo catastrófico
para la humanidad. La dictadura de la razón es lo peor que nos podría ocurrir.
Por eso es indisociable. Y eso es lo que la Fundación BBVA ha entendido a la
perfección.
¿Cómo explicaría a una persona ajena a este ámbito la importancia de la música contemporánea en
la sociedad actual?
Cualquier persona que se precie
de ser culta debería de estar al tanto de lo que se hace en el mundo sonoro, en
fin, en la cultura de nuestro tiempo. Ahora bien, siempre preferiré a quien
afirma que “de música no entiende” que quien dice saber de música y habla,
pongamos por caso, de Bob Dylan como “música de nuestro tiempo”. Eso no es
música de hoy, eso es espectáculo de nuestro tiempo.
Usted tuvo una estrecha relación con el gran pope de la
vanguardia, Karlheinz Stockhausen. ¿Cómo valoraría su legado?
Stockhausen tiene obras
absolutamente geniales. Será un clásico en pocos años del siglo XXI. Lo que le
ha perjudicado ha sido su personalidad. Él sabía que era muy importante y se
creó muchas enemistades que no consintieron su tono arrogante. También se empeñó en
crear una leyenda que no le ha
favorecido en absoluto. Yo efectivamente le traté mucho. Él se creía
el final de una serie de reencarnaciones y
que había llegado al karma, a ser el compositor máximo, una personalidad
suprema. Cuando me decía estas cosas yo no le discutía, le dejaba hablar y… de
esta forma, siempre fuimos muy buenos amigos.
3 comentarios:
Interesante entrevista. Hecha desde la admiración y sin el rencor que destilan otros periodistas. Ojalá podamos ver por España esa Novela de Ajedrez operizada por Halffter.
P.D: Sigo sus críticas en El Correo.
Fdo: Un abonado de la ROSS
Excelente entrevista. Y resalto el hecho de que usaste uno de los vídeos que subí de "Don Quijote". Tu blog es una muy agradable lectura para todos los aficionados a la música contemporánea. Un saludo fraternal desde Barranquilla, Colombia.
Se agradece mucho el "feedback", Alejandro. Otro gran saludo para ti.
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