Portada del libro. |
Quienes nos preciamos de la amistad de Francisco Ramos sabíamos que este libro ya estaba escrito desde hacía bastante tiempo. Es un decir, claro. Pero sus posicionamientos son evidentemente, sólo hay que seguir sus reseñas de discos de música actual en la revista Scherzo para saber de sus filias y algo menos de sus fobias. En todo caso este La música del siglo XX, una guía completa que recientemente ha editado la prestigiosa Turner es un libro llamado a perdurar durante muchos años. Con él en las manos, asomándose a sus páginas, uno -voraz discófilo contemporáneo- no puede por menos que lamentar conocer a casi todos esos compositores que nos cita Ramos (algo que, ojo, no resulta nada fácil), pues no podemos alcanzar a imaginar la inmensa excitación que un texto como este podría llegar a producir en el aficionado que comienza a navegar con anhelo y disparadas inquietudes por las procelosas aguas de la música avanzada.
Podría achacársele –y los reaccionarios y garantes del ‘bien sonar’ ya lo han hecho- que su título falta a la verdad. Esta no es una guía completa, no al menos estrictamente completa. Ni era necesario. Se ausenta de estas páginas Mahler. Y Rachmaninoff tampoco comparece. Entre otros obviados, Frank Martin y Olga Neuwirth. No son las únicas faltas, como es lógico, porque este, pese a su indisimulada voluntad de libro torrencial, no es una neutra enciclopedia. Pero el lector inteligente agradecerá la ausencia de según qué autores cuyas respectivas bibliografías ya son suficientemente amplias. Gracias a esa criba, La música del siglo XX, una guía completa, podría haber sido tal vez mejor La música del siglo XX, itinerarios de escucha, pero estando como están las cosas, la obra de Ramos abraza a creadores que, por puro conservadurismo o flagrante desconocimiento de otros autores, no se asoman a guías escolásticas. La sabiduría musical de su firmante es inagotable y su capacidad de análisis conecta con el lector-oyente con una facilidad desarmante.
Porque, antes que cualquier otra cosa, esta es una guía de escucha, un libro-lazarillo con el que asido a sus páginas penetrar o, si se está familiarizado, deambular de un lado a otro, comprender por qué la música contemporánea es una de las aventuras estéticas más fascinantes que podemos experimentar. Ramos, que nunca ha tenido un afán musicológico en sus escritos, es capaz de desmenuzar, diríamos periodísticamente, de una manera asombrosa cada una de las propuestas sonoras que aborda.
Pero la música del siglo XX es también, casi indisociablemente, el relato de personalidades rotundas, extravagantes, marginales y hasta ese nivel de detalle desciende una obra que ahora contemplamos como una versión definitiva de aquella Guía de la Música Clásica Grabada. Siglo XX, que Ramos publicara en 1994 gracias al estímulo de la Diputación Provincial de Sevilla y que, durante tantos años, ya descatalogado, ha sido un libro de culto, casi un oráculo que los preciados poseedores del mismo consultábamos cuando del A B C de los compositores de la modernidad queríamos dar el salto a esa otra cara B. Una cara B que también alberga, profusamente, esta nueva y definitiva edición ampliada y revisada de aquel texto. Así entenderemos la presencia de nombres tales como Roland Kayn, Aldo Clementi, Alan Savouret, Henri Chopin o Robert Simpson, entre muchos otros.
La referida nómina de autores entresacados casi al azar da también la idea del escaso apego del autor a las listas establecidas. Ningún compositor consta por constar. Detrás de cada cita anida una específica voluntad de resaltar tal o cual razón que justifique su acomodo en estas páginas. Y en este empeño Ramos no desdeña a autores conservadores como Langgaard, Pärt o Schnittke, por mencionar sólo a tres. Con ello el texto marca distancias a la hora de poder ser señalado, en vano, como un manual escorado hacia un lazo de la balanza, por más que la postura del autor, en favor de la música avanzada, esté clara.
Pero donde, definitivamente, La música del siglo XX, una guía completa acaba por desmarcarse de cualquier sendero conocido es en el abrazo que Francisco Ramos realiza en los capítulos El sonido grabado y Routine investigations. En el primero se concentran practicantes de música electrónica y arte sonoro como Michel Chion, Luc Ferrari, Robert Normandeau y Francis Dhomont, entre otros. Consciente el autor de que es en este medio, ajeno al ámbito instrumental, donde se ha gestado la mayor revolución de la modernidad musical, es un apartado que trata profusamente. Y lo hace además con voluntad abiertamente reivindicativa, militante. Es por ello por lo que una parcela tan marginal como la poesía sonora hallará también su reflejo en el detalle de creadores como Bernard Heidsieck, Isidore Isou o Sten Hanson. Posteriormente, en el capítulo más norteamericano, Ramos aborda con sincera delectación y autorizado conocimiento a Morton (Feldman), a quien consagra la mayor atención de todo el libro.
El catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla y crítico musical, José Luis López López, ha realizado en la revista digital Mundo Clásico una detallada reseña del texto a la que remitimos aquí para un acercamiento más pormenorizado a su contenido. También enlazamos estas lineas con el podcast con la conversación que el responsable de este blog pudo mantener con Francisco Ramos en el programa de radio Chorro de luz.
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