Axelrod y Halffter |
Tras meses de incomprensible
incertidumbre, decisiones
postergadas, presiones
ilógicas e interferencias todo parecía indicar que el desenlace iba a estar a la altura del chusco enredo. No ha sido así. Pese a la confluencia en los despachos de administraciones de diferente color político la cordura ha prevalecido sobre el dislate y, entre todos, han alumbrado una salomónica resolución, no por inesperada, menos acertada. Se podría haber optado por otros caminos, pero el sendero inaugurado, sobre el papel, nos parece abiertamente positivo para el buen desenvolvimiento del Maestranza
y la Sinfónica de Sevilla.
El escenario nos recordará
al de hace una década, con
una doble dirección, pero los
actores son otros y el momento
artístico del coliseo del Paseo
Colón también es diez
años mejor.
Hemos coincidido en numerosas
ocasiones con el
maestro Pedro Halffter en la
creencia de que su proyecto
operístico para la ciudad no
estaba agotado. Durante dos
años más, como mínimo, podrá
continuar demostrándolo.
Confiamos en que retome
el pulso de sus primeras temporadas,
con apuestas de mayor
compromiso estético de
las evidenciadas en los últimos
cursos. En todo caso, el
madrileño ha dado una incontestable
proyección internacional
al Maestranza, lo
que se le agradece volviendo
a confiar en él.
A su lado, John Axelrod dirigirá
la Sinfónica. Será el
quinto director titular en su
historia. En medio del emponzoñado
panorama de los
últimos meses resulta hasta
higiénico que se opte por un
nombre nuevo y que, prejuzgamos,
no está lejos de
Halffter en sus ambiciones
programativas. El americano
era, junto con Marc Soustrot,
el candidato idóneo para suceder
al madrileño. Y su probada
solvencia puede llevar
lejos a la Sinfónica. Además
presume de ser un buen y
cordial entrenador, algo necesario
ante tan buen y difícil
equipo de virtuosos.
Publicado originalmente en la edición papel de El Correo de Andalucía el 20 de noviembre de 2014.
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