2 abr 2019

Eva Reiter : "Cuando compongo tiendo a dejar fuera la música que está dentro de la zona de confort"

Eva Reiter. / Foto: Moritz Schell
La intérprete y compositora Eva Reiter (Viena, 1976) lleva realizado un extenso viaje estético que la
ha llevado de cultivar musicalmente el barroco (en calidad de flautista de pico y violagambista) a participar en las silentes y radicales composiciones de Radu Malfatti (fijadas en discos en el sello B-boim), y de intervenir como miembro de la plantilla del renombrado Ictus Ensemble a gestar una carrera compositiva cada vez más sólida. Esta viene asida a una gramática virulenta especialmente interesada en la intersección entre lo instrumental y lo electrónico, pero también entre los instrumentos históricos y los actuales y en una exploratoria búsqueda que cruza lo vocal y lo instrumental hasta propiciar una fusión que alumbre una nueva semántica. El sello Kairos ha publicado recientemente un álbum retrato dedicado a Reiter, protagonizado por el Klangforum Wien, que viene inaugurado por la imponente composición Noch sind wir ein Wort... (2016) configurando una foto fija altamente estimulante y significativa del trabajo de la creadora hasta hoy.

Ismael G. Cabral: Su origen como músico se encuentra en la flauta de pico, de la que es una importante solista. Un instrumento este que tiene ya tras de sí una considerable tradición de repertorio contemporáneo. Sin embargo su trabajo como compositora no parece estar enfocado en este instrumento. ¿Cuál es su relación con la flauta desde el punto de vista de la creación?

Eva Reiter: Mis instrumentos son la flauta de pico y la viola da gamba, ambos empecé a tocarlos cuando era una niña. Y aunque mi 'socialización' musical tuvo lugar en el campo de la música antigua desde muy pronto desarrollé un firme interés por el lenguaje de la música contemporánea. Durante mis estudios en Viena y Ámsterdam encontré una gran cantidad de nuevas composiciones para flauta de pico, lamentablemente muy pocas para viola da gamba. No obstante cuando me puse a estudiar el repertorio que existía descubrí que muy pocas de estas obras conectaban con la dirección estética que me interesaba. Esto me llevó a iniciar mi propia actividad compositiva en 1996. En Viena ya había trabajado en colectivos de improvisación libre con ambos instrumentos y pronto me quedó claro que quería dedicar más y más atención a este campo. Fue en Ámsterdam cuando comencé a escribir mis primeras partituras, que por aquel entonces eran más bien bocetos. Gracias a la improvisación pasé mucho tiempo investigando y categorizando el material sonoro de varios instrumentos, no solo de los míos. Y cada vez sentía una necesidad más imperiosa de definir mis conceptos musicales estructural y formalmente.



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