Imagen de ATLAS. Operadhoy. |
¿Constituye ATLAS (Islas de Utopía /
Inseln von Utopie) (2011-2013) para cinco solistas vocales, 12
instrumentistas, auraphon, cinta y tres espacios 'obbligati' un punto
de llegada o es un importante eslabón más en el catálogo de José María Sánchez-Verdú (Algeciras, 1968)? Deberemos de esperar nuevos
aportes a su catálogo para comprobar de qué manera se imbrica en él
esta ambiciosa ópera-instalación que conoció su estreno en España
el pasado 8 de junio en los madrileños Teatros del Canal
enmarcándose en el ciclo Operadhoy.
Este ATLAS, en todo caso, se relaciona
formalmente de manera más directa con un trabajo como Libro de las
estancias (2007/09) o Gramma (2004/05) que con obras más afines a la dramaturgia clásica
de la ópera como son El viaje a Simorgh (2007) [autentico hito programativo en el Teatro Real] y Aura (2007/09). Vuelve de nuevo a
estar vivamente presente una constante del compositor gaditano, su
apego al repensamiento del espacio de difusión de la obra musical,
lo que conlleva parejo nuevos replanteamientos de la percepción y
recepción de la composición, trabajando de manera novedosa
conceptos relacionados con la arquitectura y la iluminación del
espacio. Espacio que se erige aquí en epicentro de la dramaturgia
que se nos propone.
José María Sánchez-Verdú. |
Sanchez-Verdú, en una creación como
ATLAS, elude ofrecer cualquier viso de literariedad, pese a que en la
obra anidan múltiples y densas referencias textuales, convencido
como está su autor de que la música no es sino una forma de
pensamiento. Textos de Platón, Tomás Moro, Francis Bacon, Tommasso
Campanella, Santa Teresa de Ávila, Luis de Góngora y Soto de Rojas,
entre otros, se encuentran diseminados en estas islas en las que, sin
embargo, la palabra no nos es cantada, ni prácticamente recitada. El
armazón filosófico nos llegará en forma de resonancias, balbuceos,
fonemas apenas intuidos y experimentaciones vocales no
lejanas al discurso torturado, de voz estrangulada de un Henri
Chopin. En este sentido la capacidad de Sánchez-Verdú para asumir
como propio el legado de la vanguardia underground de la text-sound
composition nos parece absolutamente novedoso. En una sección como
La Caverna-Utopía I, la soprano Sarah Sun trabajó en medio de un
clima musical alucinado un discurso en donde lenguaje y sonido se
confundieron volatilizando la semántica y ahondando en una secuencia
de un soberbio interés expresivo.
No es ATLAS una obra fácil en ningún
sentido, pero los textos están ahí, al alcance de quien quiera
poseer un conocimiento más detallado del recorrido filosófico que se traza en esta cartografía de islas. Ello no es óbice para que su audición provoque,
en momentos cenitales, auténtica sensación de vértigo en la
escucha, o citando a Nono, para que percibamos en instantes rotundos
esa suerte de 'tragedia de la escucha' a la que invocaba en su
Prometeo. Sucede así en el fragmento séptimo, Jardín
Infinito-Utopía IV, en el que cuatro integrantes del Neue Vocalsolisten Stuttgart, ante cuatro puntos cardinales de una
figurada isla, murmuran y estiran la sintaxis de fragmentos que van
de las Soledades de Góngora al Paradise lost de John Milton. Y fue
en un momento tal cuando un auditor sensible puede comprender y
hacer suyo ese aserto que dicta que, probablemente, no haga falta
entender todo el basamento de una creación como ATLAS, porque basta
y sobra el “entender no entendiendo” (aludiendo a Sor Juan de la
Cruz) para sentir que estamos ante una obra de arte que trasciende
nuestra capacidad de asimilación intelectual y desborda nuestra
capacidad de asombro.
Encajadas en las once partes de la
obra, tres 'procesiones', se incardinan en la compleja estructura, la primera de ella, Transitus, para saxofón, constituye una
profunda y dolorosa composición exploratoria que fue ejemplarmente
interpretada por Andrés Gomis, cuyo sonar pareció ser reflejado en
múltiples espejos que, por medio de la electrónica, devolvían
nuevos reflejos del hilo original. En la misma línea, Pilar
Fontalba en De Processione Mundi evolucionó en su podio entre el
público haciendo frente a la ejecución en un oboe de amor y un oboe
barítono. Ambos intérpretes coincidirían finalmente en la
conclusiva La nave solar (Utopía VI / Procesión III), mientras que
los integrantes del Neue Vocalsolisten realizaban interpolaciones
vocales sobre el Libro de los muertos.
Imagen de ATLAS. Operadhoy. |
Si al principio de estas líneas
planteábamos el interrogante al respecto de si ATLAS podría
constituir un punto de inflexión -del mismo modo en el que lo fue El
viaje a Simorgh en lo relativo a la considerable relajación de la
influencia del mundo musulmán en la obra de Sánchez-Verdú- es por
la extrema radicalidad en lo concerniente al despojamiento sonoro de
una obra como la que nos ocupa. Si la intertextualidad en otra pieza
espacial como Libro de las estancias se hacía más o menos evidente
en los aportes cuasi narrativos de los solistas vocales (entonces
Carlos Mena y Marcel Peres), en ATLAS ya hemos indicado que lo
semántico es apenas un conjunto teórico que animan toda la
composición pero que no se corporeizan en ella. Pero existe
igualmente una voluntad fuertemente anticlimática en toda la
composición [o eso percibimos, siembre en base a una única y
posiblemente equívoca audición en vivo de la partitura] desde su
tenue inicio -Exitus (Ia)- y hasta la conclusión. Y en este sentido sí
que podríamos pensar que las posibilidades de un hallazgo como el
auraphon -tan presente en Aura- no pasa de ser aquí utilizado para agregar poco más que un
color, apenas una neblina que baña toda la obra por mor del control
del mismo que Joachim Haas (del Experimentalstudio des SWR Freiburg)
realizó desde el control de sonido.
Si comprometida y de una feroz
implicación fue la ejecución de los Neue Vocalsolisten (Sarah Sun,
Truike van der Polt, Martin Nagy, Guillermo Anzorena y Andreas
Fischer), algunos de los intérpretes del Solistenensemble Kaleidoskop se mostraron algo más inseguros en la interpretación
-caso de la violinista Dea Szuecs-, en todo caso, en el apartado
puramente instrumental también se dieron momentos de enorme lucidez
como la sección de cuerdas cuyo insistente glissando fue llevado
desde la mesa de control hacia el auraphon creando una sobrecogedora
reverberación. El recurso al empleo de instrumentos antiguos, más allá de
apoyar una atmósfera de extrañamiento, propició singulares
hallazgos tímbricos, singularmente por la parte del clave y el
armonio, a cargo de Clemens Flick.
Joachim Haas. Experimentalstudio des SWR Freiburg. |
Desconocemos si Sánchez-Verdú
continuará ahondando en la senda de ATLAS [que ha de ser llevada al disco, cuya condensación en este soporte permitirá una apreciación espacialmente más mermada, instrumentalmente más intensa] en futuros proyectos de
similar envergadura o comenzará un nuevo viraje, pero no cejaremos
en nuestro empeño de aplaudir como algunos de los sus grandes
aciertos -los que, por otra parte, ayudan a erigirlo en uno de los ¿tres, cuatro? compositores actuales más sobresalientes- su militancia en el ámbito
del experimental-intermedia y, derivado de lo mismo, su subyugante
escritura para voz, deudora sí de Salvatore Sciarrino y, parcialmente,
de Stockhausen, pero con suficiente luz propia como para poder ser, a
estas alturas, reconocida como suya.
Andrés Gomis y Pilar Fontalba. |
No se pudo disfrutar en Madrid por
cuestión presupuestaria de la instalación ad hoc que para la obra y
su estreno en Hannover el pasado 1 de junio creo Sabrina Hölzer, por lo que su versión 'concertante' en la Sala Verde de los Teatros del Canal
nos pareció simplemente ajustada. Con todo, no existen dadas las
circunstancias actuales del país, alternativas a la que se nos
proponía desde la organización de Musicadhoy Operadhoy quienes, una
vez más, han sido rápidos y empeñados en presentar esta novedad
absoluta a pocos días de su estreno mundial. Tras la terrible pausa
que atraviesa el proyecto Musicadhoy -del que sólo pervive su
reciente y más modesto label SON-, sólo cabe continuar insuflando
el mayor de los abrazos a Operadhoy, en la confianza de que la
cordura cultural -de la que pocas veces hemos gozado por estas latitudes-
devuelva a este equipo creativo los (muy contados) euros necesarios
para continuar aportando armas de pensamiento y reflexión y
bocanadas de regeneración artística en un muy europeo abrazo entre
lo público y lo privado que, hoy por hoy, prácticamente se ha
truncado.
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