Audición: Wochenkreis (Sonntag-Lied 2) |
Tercero de los registros que el clarinetista Michele Marelli dedica a la obra de Karlheinz Stockhausen (1928-2007), este que nos ocupa nos
parece el más completo de todos ellos, también el más accesible, dada la
excesiva aridez que puede llegar a suponer la audición de los dos anteriores,
monográficos para su instrumento a solo: Harlekin (Stradivarius, 2009) y For bassethorn (Stradivarius, 2013). Para su debut en Wergo, el músico ha elegido tres
piezas: Amour (1974-76), Der kleine Harlekin (1975), ambas para clarinete, y
Wochenkreis (1986-88) para clarinete tenor y sintetizador, resultando la
grabación de esta última una adición fundamental a la fonografía del compositor
alemán; estando además todo el disco avalado por la Fundación Stockhausen.
Todas estas piezas pueden hallarse en diferentes discos de
la Stockhausen Verlag en ediciones referenciales (Wochenkreis goza de una interpretación
formidable a cargo de Suzanne Stephens y Simon Stockhausen en el cedé número 32
de la colección oficial), pero la que ahora presentamos completa cualquier
ejecución anterior y, en fin, celebra la vigencia e interés que continúa
suscitando la obra del autor de Kontakte. Permitiéndoseme la nota al margen,
resulta llamativo y satisfactorio comprobar cómo un concierto con su música (Oktophonie en New York, marzo 2013) derivó en un sensacional espectáculo instalativo que alcanzó un gran impacto en
los medios de comunicación y, por extensión, acabaría colgando el cartel de ‘no
hay billetes’ en todos sus pases. Que las funciones de la versión concertante
de Samstag aus LICHT el pasado mes de junio en München [lea aquí la crónica] crearan una tensión
cultural y un éxito de público rotundo situaron este acontecimiento como uno de
los más sobresalientes de la música viva en este año que ya nos deja. Y que, en
breve, La Fura dels Baus vaya a continuar girando un novedoso espectáculo infantil centrado en la música y la cosmología de Stockhausen no hacen sino
corroborar la actualidad de su obra y la creciente conmoción que esta genera allí
donde se propaga.
La discografía tampoco es ajena a este constante revival. Y
el disco de Marelli es buena prueba de ello. Expressions of Joy es el inequívoco, optimista y entusiasta
título bajo el que el propio clarinetista abriga las tres composiciones
interpretadas en el álbum. La realización que hace de Amour es sólo una de las
muchas posibles; cinco piezas poemáticas que Stockhausen escribió con
diferentes dedicatarios. Explica el intérprete que la primera de ellas, Sei wieder fröhlich, supuso también su iniciático encuentro con la obra del genio. A los 12 años. Ocho años después conocería a Stockhausen, lo que daría paso a una intensa relación artística que se mantuvo muy viva durante más de una década, participando en numerosos estrenos mundiales bajo la dirección de aquel. Llegados a este punto confesaremos que los sonidos descarnados a la par que hermosamente líricos que se acumulan en la composición nos llegan mejor en la versión de saxofón antes que en el más limitado registro del clarinete. Pero, en lo esencial, diremos que Marelli es capaz de penetrar en estos pentagramas y traducir su profundo ritmo hipnótico. Su dominio de la levedad también resulta apabullante: el músico recuerda cómo Suzanne Stephens fascinó una vez al compositor interpretando sólo con la boquilla del instrumento acompañándose del movimiento mímico de sus manos en una habitación de hotel, ante la imposibilidad de hacer sonar el clarinete en los pasajes más extremos en aquella circunstancia, lo que acabaría motivando una especial inclinación del músico por los sonidos quedos.
Der kleine Harlekin, miniatura emancipada del algo prolijo Harlekin, es seguramente una de las piezas más interpretadas de Stockhausen junto con Tierkreis. Su carácter teatral –se trata de una estricta pantomima- y la conjunción de gestos escénicos y fórmulas musicales que en la partitura se acumulan la han convertido en una obra referencial para todos los clarinetistas interesados en el repertorio contemporáneo. Marelli la ha preparado junto a Stephens y Stockhausen, por lo que su versión, escuchada en paralelo junto a la de la compañera del músico, nos parece no sólo perfecta técnicamente, también un tanto estrictamente similar.
Llegados a Wochenkreis es donde el álbum alcanza su cénit. El sintetista Antonio Pérez Abellán, colaborador de Stockhausen, acompaña a Marelli en una partitura (registrada el pasado mes de marzo en Alicante) que, parcialmente, deriva de Montag aus LICHT. Estamos, como en otras ocasiones (se piensa en Düfte-Zeichen de Sonntag aus LICHT) en una obra-repaso en la que se compilan las fórmulas musicales que el compositor adjudicó a cada uno de los días de la semana que integran a su vez la heptalogía operística LICHT. En poco más de 25 minutos, Wochenkreis concretiza la esencia primigenia de esta obra de arte total, una suerte de via crucis en la que el clarinetista representa al hombre que medita ante los símbolos que encabezan cada día de la semana y Lucifer, encarnado por los sonidos electrónicos que emanan del sintetizador y que tratan de tentar al ser humano. Es así, en otra lectura paralela, un viaje iniciático el que aquí se propone que parte del nacimiento y culmina en la ascensión de Dios, pues no otra cosa representa la columna vertebral argumental del ciclo lírico. Pérez Abellán otorga una vez más la clásica sonoridad electrónica que reconoceremos inmediatamente como stockhausenciana y Marelli se enfrenta a ella provocando encuentros de una musicalidad que imanta la escucha, que vuelve una vez más a ensimismarnos en una sima de donde resurgimos entre conmovidos y estupefactos.
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