Philip Glass (1937-)
1.- Music in similar motion (1969) 18:14
2.- How Now (1968) 26:31
3.- Music in Fifths (1969) 22:07
Steffen Schleiermacher, piano and organ
Bernd E. Gengelbach, sound design
Distribuye en España: Diverdi
Al margen de los grandes conjuntos del repertorio camerístico contemporáneo (con Musikfabrik y el Ensemble Modern al frente de todos ellos) y pasando por alto la que considero es la formación orquestal más dotada para la interpretación de la nueva música -Orquesta Sinfónica SWR de Baden-Baden y Friburgo- dos nombres hay que su sola mención me hacen otorgarles el máximo interés. Uno es el Cuarteto Arditti -cuyo repertorio y visión de la música de la modernidad no tiene parangón- y otro es el pianista Steffen Schleiermacher (Halle, 1960). Por fortuna el repertorio para teclado contemporáneo está nutrido de ilustres defensores que van de Ian Pace, Sabine Liebner, Aki Takahashi, Rolf Hind y Nicolas Hodges a la formidable Marilyn Nonken, pero el alemán que protagoniza los registros que encuadran este texto se sitúa en un lugar preeminente por cuanto su trayectoria discográfica supone a la vez uno de los mayores tesoros de la fonografía contemporánea.
Suya es una integral de John Cage absolutamente referencial (con lecturas de piezas como la Music for piano 1-85 o los Etudes Australes que permiten descubrir casi un mundo nuevo, con permiso de nombres históricos en este repertorio como los de Grete Sultan y David Tudor), pero también en su acercamiento a Eric Satie acierta de pleno Schleiermacher sacando de esa burbuja de melancólico ensimismamiento en la que a veces encierran los pianistas la música del francés. En su periplo discográfico, (casi) siempre de la mano del modélico sello MDG (Musikproduktion Dabringhaus und Grimm) también ha transitado con acierto música de rabioso academicismo modernista (con dos cedés consagrados a clásicos y rarezas de la Escuela de Darmstadt) y hasta ejemplos de la corriente abstracta asiática. En otra casa, Hat Art, el alemán ha prestado atención a ilustres raros como Ivan Wyschnegradsky y Dane Rudhyar. En la actualidad, Schleiermacher, quien también tiene una interesante y documentada trayectoria como compositor, viene realizando en MDG una interesante, aunque quizá no definitiva, aproximación al mundo de las últimas obras pianísticas de Morton Feldman.
A la vez que todo lo anterior, que de por sí da sobrada cuenta de la ductilidad del intérprete en el repertorio de vanguardia, Steffen Schleiermacher es, y en ésto se distingue radicalmente del resto de sus colegas, un defensor de la música del primer repetitivismo. Y pese a que la ejecución de música minimalista casi siempre está asociada a las versiones que realizan los propios autores de las obras (léase Michael Nyman o Terry Riley) o, en otros casos, a músicos y ensembles directamente relacionados con ellos, Schleiermacher se ha destacado del conjunto como uno de los solistas más dotados y fieles en un mundo estético que otros virtuosos rechazan con virulencia.
El alemán no sólo afronta esta música desde el mayor respeto a lo escrito o, cuando esto no es exactamente posible por las escasas indicaciones de la partitura, con la máxima fidelidad posible a la intención primigenia. Más allá de eso, Schleiermacher rebusca en los primeros minutos del minimal para ofrecer un sonido original que tan pronto lo encuentra en un sintetizador como en un órgano eléctrico preparado para producir un sonido hermano del mítico Farfisa. Suya es, por ejemplo, una de las grabaciones más fascinantes que existen en el mercado con música del muy irregular y decididamente abducido por la mística en su actual etapa compositiva, Terry Riley. Para MDG grabó los tempranos dos Keyboard Studies, estupendos ejemplos de ese minimalismo gradual que hoy sus mismos próceres se han empeñado en enturbiar con revestimientos románticos. La estética cibernética, maquinal y hermosamente naïf de estos pentagramas encontró en las manos del intérprete al médium ideal para que estos sonidos volvieran a la vida en una grabación muy superior a la que otro pianista, Fabrizio Ottaviucci, grabara poco después en Stradivarius.
Steffen Schleiermacher |
Pero es con el minimalista de Baltimore, Philip Glass (1937-), con quien Steffen Schleiermacher está decidido a sentar cátedra como demuestran los tres discos compactos a él dedicados, uno de ellos, el que encabeza estas líneas, de muy reciente aparición. En 2001 MDG ponía en el mercado Early Keyboard Music, una de las grabaciones que compilan las muestras más estrictas del repetitivismo glassiano. En él hay dos piezas para el asombro, las dos realizaciones de One+One (1968) en la que el compositor instaba al intérprete a ejecutar una secuencia minimalista sobre una tabla de madera, produciendo así un sonido tan sordo como pobre en cuanto a matices y timbre, a la par que de una ferocidad sin parangón en sus planteamientos. La extensa Two Pages (1968) y Contrary Motion (1969), ésta en una admisible reducción para órgano eléctrico, se benefician de una lectura en la que el flujo sonoro, desbocado e inmóvil, parece inabarcable.
Cinco años después, y siempre en el mismo sello, llegaría Dances & Sonata el disco más amable de la (hasta ahora) trilogía. En él, Schleiermacher se acerca a dos de las Danzas (1979) de Glass y lo hace nuevamente en un órgano con el que consigue poner de relieve el irresistible tono hipnótico de unas piezas cuya escucha produce una impresión similar a la que se podría experimentar enredando la vista durante minutos en los laberintos pictóricos irresolubles de un Mondrian o en los colores vívidos y estáticos de un Barnett Newman. De menos interés es la Trilogy Sonata (2000), obra que transfiere al piano diversos momentos del triunvirato operístico por antonomasia de Glass: Einstein on the beach, Satyagraha y Akhnaten. En ella los contornos melódicos comienzan a ganar terreno a la pureza original del minimalismo aditivo y el sonido del gran piano no acierta a dar con ese barniz, neomodernista pero absolutamente original, con el que Glass reviste sus aparatos escénicos, en los que, por otra parte, la conjunción de diversos instrumentos electrónicos y el continuum al que, por secciones, somete a los vientos y a otros instrumentos clásicos, permiten, si bien con altibajos, disfrutar de unas obras que dan otra visión más taimada, amable y, reconozcámoslo, también farragosa, del clarividente repetitivismo original.
Por fortuna, el último registro hasta la fecha consagrado a Glass por Steffen Schleiermacher -How Now- vuelve a transitar páginas de gran calado en su catálogo permitiéndonos descubrir una alucinante reducción para órgano retro (o Farfisa, según las propias indicaciones que explicita el intérprete en la carpetilla del disco) de Music in Similar Motion (1969), de la que disponemos de sendas versiones de la lectura original (para una formación variable de vientos, voz y teclados), debidas al Philip Glass Ensemble (Nonesuch) y al conjunto italiano Alter Ego (Stradivarius).
No es un secreto para ningún aficionado a la música contemporánea que MDG es uno de los sellos que mejor graba, y si a ello se le suma, en este caso concreto, la participación junto al intérprete de un especialista en el diseño sonoro como Bernd E. Gengelbach -colaborador habitual de Schleiermacher en otras propuestas- el resultado, en una pieza como Music in Fifths (1969), alcanza lo fastuoso. Al margen de la que aquí comentamos, en disco conocíamos otros dos acercamientos, el fallido por el excesivamente acústico timbre del grupo neoyorkino Bang on a Can (Cantaloupe) y el original e infaltable en cualquier colección del Philip Glass Ensemble (Nonesuch). A favor de la nueva interpretación (otra vez en órgano solo) juega la mayor impronta minimalista de la ejecución del teclista alemán. Módulos y cambios métricos se precipitan en 22 minutos de absoluto asombro, alzándose así esta versión y, por extensión, desde luego esta música, como una de las más jugosas posibilidades estéticas de la música clásica contemporánea. En la escucha continuada, una pieza rígida pero a la par más cálida como How Now (1968) para piano provoca un efecto de trance absoluto. Música para desaparecer en lo más recóndito de nuestros pensamientos. Obras seminales que habría situar junto a las monumentales Music with changing parts (1973) y Music in twelve parts (1971).
Tal vez Philip Glass podría preguntarse cómo ahora alguien limpia el polvo a estos pentagramas y decide entregarlos de nuevo. ¿Cómo ahora..? Cuando el norteamericano es capaz de engendrar sinfonías en cadena y partituras cinematográficas a docenas... Ahora, mejor que mañana, es el momento de que intérpretes grandes como Steffen Schleiermacher nos den renovados argumentos a quienes defendemos que Glass, en otro tiempo, fue uno de los grandes compositores del siglo XX.
Audición: Music in Fifths (1969)