Jonathan Harvey (1939-)
1.- Scena (1992) 16:11
2.- Jubilus (2002) 11:53
3.- Speakings (2007/08) 28:00
Elizabeth Layton, violín. Scott Dickinson, viola
BBC Scottish Symphony Orchestra. Ilan Volkov, director
AEON (1090)
Distribuye en España: Diverdi
El sello francés AEON insiste en su catálogo en la obra del compositor inglés Jonathan Harvey (1939) y tras la integral de sus Cuartetos de Cuerda -a cargo del Arditti Quartet- lanza ahora un álbum monográfico centrado en la voz, en la voz ausente, ya que en ninguna de las tres piezas que se recogen en él -Scena, Jubilus y Speakings- lo vocal hace convencional acto de presencia, más aun, en la tercera de ellas, se produce una asimilación entre sonido instrumental y sonido vocal cuyo resultado supone toda una novedad en el campo, no ya de la música contemporánea, si no directamente en el universo de la experimental music.
Técnicamente siempre complejo, el trabajo de Harvey bascula inteligentemente entre los senderos de la autodenominada escuela de la Nueva Complejidad (New Complexity) -representada por autores como Brian Ferneyhough y Michael Finnissy- y, en menor medida, los recorridos por algunos de los nombres de la posmodernidad inglesa como James MacMillan y John Taverner. Con los primeros comparte un gusto inequívoco por la precisión instrumental, por la mixtura de materiales y por lo imbricado de sus discurso y con los segundos guarda como punto de encuentro la significación espiritual de su música, donde el budismo -religión con la que mantiene una especial afinidad- cobra especial protagonismo.
De la unión de ambos posicionamientos estéticos surge, en todo caso, una personalidad sonora propia que podría admirarse, en el vasto mural de la música actual inglesa, como la de una figura capital y de enorme impronta, más cercano en ambiciones e impacto a la creación de Sir Harrison Birtwistle que a la de cualquiera de los compositores anteriormente citados.
En otro reciente registro del sello Wergo protagonizado por el conjunto Musikfabrik se recogía la pieza Sprechgesang -por cierto, título también del cedé- y obra que bien podía haber sido incluída en la novedad de AEON para alcanzar un cuarteto de ejemplares composiciones que proponen otros tantos acercamientos posibles a la voz humana. En Sprechgesang (2006/07), Harvey contrapone oboe y corno inglés con un grupo instrumental para trazar una meditación sobre la naturaleza del lenguaje como sonido abstracto, desarrollando así un agitado diálogo instrumental en el que, por medio de las inflexiones del doble instrumento solista, se consiguen imitar cualidades de la voz como la entonación, la melodía y hasta sus capacidades para crear ruído.
La primera tentativa de Harvey a la hora de asimilar texturas y timbres instrumentales con la voz se remonta a 1992, cuando escribe Scena, para violín y ensemble, pensando en Irvine Arditti, capaz de solventar las endiabladas filigranas que aguardan en un pentagrama que otorga al violín solista la capacidad de desarrollarse como si de un personaje lírico se tratara a través de cinco cuadros escénicos a los que Harvey se atreve incluso de dotar de cierto carácter programático y paisajístico. Pese a que la escritura, en algunos pasajes se inclina hacia cierta convencionalidad virtuosística, la conjunción en el aparato instrumental de guitarra y arpa permiten al autor crear iridescentes pasajes de ensoñación que colisionan con brusquedad con los abundantes estallidos del ensemble.
Jonathan Harvey |
Diez años después surgirá Jubilus (2002) para viola y ensemble -de 12 minutos duración y no casi 25 como anuncia erróneamente la contraportada del disco- como prolonganción de una breve pieza para viola sola, Chant. Los primeros evocadores compases nos sitúan en medio de un clima de fuerte impronta religiosa en los que la viola convoca la imagen de un solitario monje en el Monthe Athos y sus formas de canto medieval melismático. Pronto el territorio sonoro se vuelve inestable y la sonoridad se transfigura para confrontarnos con otra religión a través de la visión, nuevamente evocada por la viola con la ayuda del conjunto, de un templo budista tibetano. Harvey aplica entonces a la escritura orquestal inflexiones propias de la tradición ritual Kagyupa que entroncan con un medido efectismo orquestal que se acentúa por medio de la intervención de diversos instrumentos de percusión orientales que empujan la narración hacia un estático y agudo final de enorme fortaleza climática.
Si la BBC Scottish Symphony Orchestra alcanza cotas de enorme competencia en las piezas anteriores -con la ayuda de los solistas de violín y viola respectivamente, Elizabeth Layton y Scott Dickinson-, es con la obra central del disco, Speakings, dirigida como las anteriores por un muy implicado en el repertorio actual Ilan Volkov, donde la producción se consagra como un disco esencial para cualquier interesado en comprobar una vez más como en la música de vanguardia continúan encontrándose hoy los mayores hallazgos artísticos.
Habrá quien pueda sentirse abrumado por el inmenso apartado teórico que antecede a una creación como Speakings (2007/08) para gran orquesta y electrónica, pero la escucha, precedida tal vez por una breve explicación, es más es que suficiente para corroborar el carácter de aventura en sí misma que implica una producción pionera cuyos resultados servirán, estamos seguros de ello, no sólo a Harvey si no también a ulteriores músicos para profundizar en los hallazgos aquí logrados.
Speakings gira alrededor del sentido de la palabra y del concepto de purificación espiritual, cerrando así una trilogía formada por otras dos piezas sinfónicas como son Body Mandala y ...towards a Pure Land -ambas en un registro monográfico Harvey del sello inglés NMC-. Desde su estreno se viene tildando la obra de "pieza revolucionaria" y, en muchos sentidos, no es para menos. En ella Harvey opera en el gran conjunto orquestal persiguiendo el objetivo de que la orquesta aprenda la palabra. El empeño no cristaliza en verbalización alguna, por el contrario al compositor le interesa indagar en las texturas que esta asimilación -gracias a la electrónica- provoca y, en conclusión, lo obtenido vendría a ser algo así como un estadio muy primigenio del habla, apenas un balbuceo.
Mediante análisis espectrales y una sofisticación tecnología verdaderamente apabullante, Speakings encierra en sus 28 minutos ecos de voces de bebés, de mantras y hasta de fragmentos de La tierra baldía de T. S. Eliot. Ostigadora y amenazante en una primera escucha, la obra es el mayor logro de Harvey hasta la fecha -con permiso de otras sensacionales partituras como Bhakti y Mortuos Plango, Vivos Voco- y en ella se maridan dos de sus grandes influencias en el campo musical: el tono hedonista y cromático de Olivier Messiaen y el carácter impetuoso y aventurero de Karlheinz Stockhausen, no por nada maestro del inglés. La belleza de la naturaleza, la contemplación de la orquesta como un organismo vivo, la visceralidad del ritual religioso y la complejidad formal como vehículo para conquistar nuevos territorios son lugares comunes en el catálogo de Jonathan Harvey que en este registro relucen con especial brillantez.
Audición 1: Jubilus (2002) for viola and ensemble
Audición 2: Speakings (2007/08) for large orchestra and electronics (I)