Valerio Sannicandro (1971-)
Ius Lucis
für 2 Ensembles in zwei Räumen
1.- Ius Lucis. Ensemble 1 (ZKM_Medientheater) 25:46
2.- Ius Lucis. Ensemble 2 (ZKM_Kubus) 25:46
musikFabrik. Pierre André-Valade, director.
Serge Lemouton, Valerio Sannicandro, Live-Elektronik
Wergo (WER 2065-2)
Audición: Ius Lucis. Ensemble 1.
Ius Lucis (2006-07) del compositor italiano radicado en Alemania Valerio Sannicandro es una obra concebida para dos conjuntos instrumentales diferentes que interpretan en sendas salas de concierto contiguas conectadas a través de un dispositivo tecnológico que permite que ambos planos sonoros interaccionen. O dicho de otro modo, que durante la ejecución se abran ventanas para que el sonido del ensemble B interaccione con el ensemble A y viceversa. El público se divide y atiende ambas interpretaciones para poder tener una perspectiva global de la composición que se propone.
¿Le suena todo esto? Sannicandro participó en 2003 como asistente en el estreno mundial de HOCH-ZEITEN (quinta escena de SONNTAG aus LICHT) de Karlheinz Stockhausen en el Festival de Canarias. El punto de partida técnico es prácticamente idéntico por lo que podemos afirmar que, al calado que debió causar en el italiano el trabajo mano a mano con el genio alemán, hay que sumarle también el impacto instrumental/estético que le supuso y que algunos años después cristalizó en una composición de amplio aliento –sin dudarlo una de las más ambiciosas hasta la fecha que alberga su catálogo- y que el sello Wergo en colaboración con el prestigioso ZKM (Institut für Musik und Akustik) de Karlsruhe presenta ahora en un cedé que también se ha esmerado a la hora de ofrecer una sofisticada reproducción: la edición es en Super audio CD y permite la posibilidad de oír la obra en 5.1.
Explica Sannicandro, compositor hasta ahora muy mal representado fonográficamente, que Ius Lucis funciona esencialmente como un palíndromo que permitiera lecturas en dos direcciones y donde se producen, en el marco de los dos ensembles, rupturas, cambios constantes en uno y otro sentido y también zonas ‘espejo’ en la que ambos conjuntos encuentran sus respectivos reflejos.
Es también la composición un caso ejemplar de creación ligada a un espacio concreto, casi una traslación al mundo de la música de lo que en el contexto del arte plástico y, más exactamente, de la instalación se denomina ‘on site specific’. En este caso Ius Lucis fue redactada específicamente para la Grande Salle del Centro Georges Pompidou y para el Espacio de proyección del IRCAM, ambas instituciones de París ubicadas una junto a otra. Sannicando explora además conceptos relativos a la espacialización (análisis de los distintos modos de resonancia, direccionalidad instrumental, combinaciones armónicas, etc…).
Lamentablemente todo el armazón teórico de la obra (que puede ser consultado aquí) no viene de la mano de una creación de peso en la que la música se imponga sobre la técnica y sirva como plena justificación de aquella (caso por ejemplo de Iannis Xenakis, Francisco Guerrero y Alberto Posadas, compositores que encuentran (encontraron) la sugerencia, el acicate creador en la matemática).
No es Sannicandro un músico especialmente interesado en la proposición de obras inmersivas/invasivas en la audición, adhiriéndose más a ese hilo de la música contemporánea que proviene, primero del férreo estructuralismo, y ahora de posturas que podríamos asimilar con el movimiento de la New Complexity que defienden personalidades como Brian Ferneyhough o Michael Finnisy, entre otros. Y que, desde otra atalaya, cultiva magistralmente Emmanuel Nunes cincelando abstrusas mas fascinantes obras de una cautivadora sobriedad tímbrica.
Desafortunadamente no se encuentra en la escucha de Ius Lucis motivos para almacenar la obra en la memoria. Porque todo en ella sonará al auditor acostumbrado a la música de nuestro tiempo demasiado trillado, carente de empuje. El discurso se pliega y se repliega una y otra vez sin alzar nunca el vuelo. Oímos impertérritos una obra con la que nos podremos identificar en su lenguaje (aviso para navegantes: por el camino que transita Sannicandro se pueden encontrar aún muchas obras felices) pero en la que los elementos parecen desigualmente dispuestos.
La ejecución es impecable como no podía ser de otra forma estando firmada por el ensemble musikFabrik bajo la batuta de Pierre-André Valade y con la asistencia en el Live-Elektronik de Serge Lemouton y del propio compositor. Sólo al conspicuo melómano de música de hoy le valdrá la pena conocer el aporte de Sannicandro [más aún si previamente ha tenido ocasión de atender la, esta sí, atractiva Forces Motrices, composición orquestal con Theremin en el orgánico, que el maestro Arturo Tamayo estrenó en marzo de este mismo año dentro de las jornadas Música Viva de Munich] aunque sólo sea para verificar que la vía más cerebral e intelectualizada de la vanguardia sigue gozando de cultivadores.
¿Le suena todo esto? Sannicandro participó en 2003 como asistente en el estreno mundial de HOCH-ZEITEN (quinta escena de SONNTAG aus LICHT) de Karlheinz Stockhausen en el Festival de Canarias. El punto de partida técnico es prácticamente idéntico por lo que podemos afirmar que, al calado que debió causar en el italiano el trabajo mano a mano con el genio alemán, hay que sumarle también el impacto instrumental/estético que le supuso y que algunos años después cristalizó en una composición de amplio aliento –sin dudarlo una de las más ambiciosas hasta la fecha que alberga su catálogo- y que el sello Wergo en colaboración con el prestigioso ZKM (Institut für Musik und Akustik) de Karlsruhe presenta ahora en un cedé que también se ha esmerado a la hora de ofrecer una sofisticada reproducción: la edición es en Super audio CD y permite la posibilidad de oír la obra en 5.1.
Explica Sannicandro, compositor hasta ahora muy mal representado fonográficamente, que Ius Lucis funciona esencialmente como un palíndromo que permitiera lecturas en dos direcciones y donde se producen, en el marco de los dos ensembles, rupturas, cambios constantes en uno y otro sentido y también zonas ‘espejo’ en la que ambos conjuntos encuentran sus respectivos reflejos.
Es también la composición un caso ejemplar de creación ligada a un espacio concreto, casi una traslación al mundo de la música de lo que en el contexto del arte plástico y, más exactamente, de la instalación se denomina ‘on site specific’. En este caso Ius Lucis fue redactada específicamente para la Grande Salle del Centro Georges Pompidou y para el Espacio de proyección del IRCAM, ambas instituciones de París ubicadas una junto a otra. Sannicando explora además conceptos relativos a la espacialización (análisis de los distintos modos de resonancia, direccionalidad instrumental, combinaciones armónicas, etc…).
Lamentablemente todo el armazón teórico de la obra (que puede ser consultado aquí) no viene de la mano de una creación de peso en la que la música se imponga sobre la técnica y sirva como plena justificación de aquella (caso por ejemplo de Iannis Xenakis, Francisco Guerrero y Alberto Posadas, compositores que encuentran (encontraron) la sugerencia, el acicate creador en la matemática).
No es Sannicandro un músico especialmente interesado en la proposición de obras inmersivas/invasivas en la audición, adhiriéndose más a ese hilo de la música contemporánea que proviene, primero del férreo estructuralismo, y ahora de posturas que podríamos asimilar con el movimiento de la New Complexity que defienden personalidades como Brian Ferneyhough o Michael Finnisy, entre otros. Y que, desde otra atalaya, cultiva magistralmente Emmanuel Nunes cincelando abstrusas mas fascinantes obras de una cautivadora sobriedad tímbrica.
Desafortunadamente no se encuentra en la escucha de Ius Lucis motivos para almacenar la obra en la memoria. Porque todo en ella sonará al auditor acostumbrado a la música de nuestro tiempo demasiado trillado, carente de empuje. El discurso se pliega y se repliega una y otra vez sin alzar nunca el vuelo. Oímos impertérritos una obra con la que nos podremos identificar en su lenguaje (aviso para navegantes: por el camino que transita Sannicandro se pueden encontrar aún muchas obras felices) pero en la que los elementos parecen desigualmente dispuestos.
La ejecución es impecable como no podía ser de otra forma estando firmada por el ensemble musikFabrik bajo la batuta de Pierre-André Valade y con la asistencia en el Live-Elektronik de Serge Lemouton y del propio compositor. Sólo al conspicuo melómano de música de hoy le valdrá la pena conocer el aporte de Sannicandro [más aún si previamente ha tenido ocasión de atender la, esta sí, atractiva Forces Motrices, composición orquestal con Theremin en el orgánico, que el maestro Arturo Tamayo estrenó en marzo de este mismo año dentro de las jornadas Música Viva de Munich] aunque sólo sea para verificar que la vía más cerebral e intelectualizada de la vanguardia sigue gozando de cultivadores.