9 jun 2010

José Manuel López López, 'Conciertos'




















José Manuel López López (1956-)
1.- Concierto para piano y orquesta (2005) 17:43
2.- Concierto para violín y orquesta (1995) 18:05
3.- Movimientos para dos pianos y orquesta (1998) 13:14
Alberto Rosado, piano. Ernst Kovacic, violín. Juan Carlos Garvayo, piano.
Deutsches Symphonie Orchester Berlin Johannes Kalitzke, director
Kairos (0013022)
Distribuye en España: Diverdi

Partamos de una confesión. Desde la audición en vivo, a cargo del Ensemble Court-Circuit (Sevilla, 1998) de la temprana pieza Lituus (1991) para cuarteto de vientos y electrónica ninguna de las obras que posteriormente he podido conocer de José Manuel López López (Madrid, 1956) ha conseguido despertar en mí una adhesión inquebrantable a su, por otra parte meticuloso, quehacer compositivo. Entre medio han llegado audiciones de diversas partituras como la estilizada ópera de cámara La noche y la palabra (2004), la guerreriana y fulminante Rhea (1993), la sinuosa y descriptiva El arte de la siesta (2005) o la xenakiana y presagiadora de lo que luego veremos, Hybris (2002).

El track 1 de este, digámoslo ya, formidable registro que nuevamente nos presenta Kairos en colaboración con Caja Madrid, produce ya en su primera escucha pasmo y estupefacción ante el descubrimiento de una creación -permítaseme la maximalización- llamada a instalarse en el top ten de la música contemporánea española. Se trata del Concierto para piano y orquesta (2005) un trabajo henchido de hallazgos internos, una obra que combina ese gusto por la experimentación tímbrica tan habitual en la música de López López (y que lo pone en franca cercanía con los herederos hoy de la escuela espectral francesa) y que, y es ahí donde reside la novedad, mira desde una óptica absolutamente personal a otro tipo de referencias: desde el estructuralismo de Stockhausen a la especulación instrumental de un Lachenmann alcanzando una mixtura que remite, por sus complejas asociaciones instrumentales, a la música electroacústica.

    José Manuel López López

Alberto Rosado, quien ya ha dejado muestra de su maridaje con la obra de López López en el disco del sello Verso consagrado a su música para piano, aborda aquí la intrincada escritura del teclado ayudado por un manipulador que 'prepara' el piano en vivo procediendo, en la extensa primera sección, apagando resonancias y trayendo a primer plano el carácter ruidista (casi de mueble), de un instrumento del que también se pretende destacar el aspecto fugaz de unas notas que nos llegan en cascada, con un fortísimo componente percutivo.

Según explica el también compositor Horacio Vaggione en las notas de la carpetilla del cedé, en lo que concierne al tratamiento orquestal, éste la mayor parte del tiempo "es inarmónico y fuertemente transitorio". "...de una energía que deriva de un planteamiento granular [conectando así con la ya citada Hybris], en el cual una pluralidad de sonidos breves asocian sus coloraciones y sus atributos morfológicos, aglutinándose en figuras musicales de diversos tamaños", continúa. Es así como este auténtico artefacto sonoro evoluciona ora contrayéndose ora expandiéndose a través de un discurso totalmente desgajado de cualquier lógica (clásica) de concierto.

Fractales y multifónicos son otros de los elementos que toma López López para cincelar una partitura radical en concepto y en resultado sonoro cuyo estreno permanece inédito en España. Las enigmáticas notas aisladas con las que finaliza el Concierto -de una forma completamente antagónica con respecto al inicio- parecen sugerir la pregunta de siempre: ¿Cuándo una pieza de la calidad y el impacto de ésta podrá encontrar acomodo en las salas de concierto? Por el momento, el hecho de que los responsables de la grabación sean la Deutsches Symphonie Orchester Berlín y el director Johannes Kalitzke debería asegurar, al menos, su difusión en los más avanzados circuitos de la música nueva en Centroeuropa, lugares donde una creación como ésta se saludará, seguros estamos de ello, con alborozo.

Es de desear que el lenguaje de López López en el futuro continúe desarrollandose en el sentido que marca su Concierto para piano. Las otras dos piezas del registro, el Concierto para violín y orquesta (1995) y Movimientos para dos pianos y orquesta (1998), sin carecer en modo alguno de interés sí que se encuentran en un peldaño inferior con respecto al riesgo y a la originalidad que asumen sus respectivos discursos.

No obstante en la obra concertante para violín, el compositor recurre al análisis espectral y vuelve a tender puentes con la sonoridad del laboratorio electrónico. Escrito en único trazo tiene también el discurso un fuerte componente físico, órganico y aunque el violín desarrolla una cantilena prácticamente continua, tampoco se guarda aquí la jerarquía tradicional de diálogo del concierto decimonónico. Ambos entes, solista y orquesta, parecen querer aunarse en una sola voz, un paisaje sonoro en el que la forma no impide apreciar un resultado que guarda muchas de las poética esencias que López López ha ido destapando hasta la fecha.

Desde su estreno en 1999 en el Festival 'Música' de Estrasburgo, Movimientos (1998) ha merecido una relativa suerte en concierto. Se combina en ella una duración muy asequible (alrededor de 14 minutos) y la confluencia en el escenario de dos pianistas (aquí Alberto Rosado y Juan Carlos Garvayo) y una orquesta sinfónica. La obra, que se erige como un rítmico y asimétrico homenaje a Stravinsky, evoluciona a través de una narracción abstracta y nerviosa, con una multitud de timbres expandidos en todas direcciones y con un cuerpo solista que se integra y se escinde con aparente facilidad del entramado sinfónico. Las densas texturas de la obra, la simplicidad del hoquetus inicial y el empleo de instrumentos (complementos) resonantes de los solistas -glockenspiels, víbrafonos, cortinas metálicas- pueden recordar parcialmente al Stockhausen de Mantra. Escuchada en conjunto, estos Movimientos parecen ponernos en la pista de lo que oímos al comienzo, una síntesis mayor, un Concierto para piano y orquesta verdaderamente importante y sugestivo. 

Audición: Concierto para piano y orquesta (2005)

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