14 jun 2011

Ciclo de Música Contemporánea 2011 (Teatro Central. Sevilla)
















Un año más se recopilan en las siguientes líneas las críticas musicales que a lo largo de cuatro meses han venido publicando puntualmente en El Correo de Andalucía referidas a lo que de sí ha dado el Ciclo de Música Contemporánea del Teatro Central de Sevilla en su edición de 2011. Encuentro este que por primera vez tras más de una década ha perdido su correspondencia en Granada, ciudad en la que la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía decidió suspender la programación que venía llevándose a cabo en el Teatro Alhambra y que resultaba casi una exacto correlato de lo que se ofrecía en Sevilla. Una pérdida pues importante para la difusión de la nueva música en el Sur de España, quedando así Granada prácticamente huérfana –con la salvedad muy puntual de determinados programas ofrecidos por la Orquesta Ciudad de Granada y el Festival Internacional de Música y Danza- en lo que atañe a la posibilidad de experimentar la música que nos ocupa en directo.

Un lector al corriente podrá advertir la ausencia en la siguiente relación de reseñas de dos de los conciertos enmarcados en el Ciclo que nos ocupa, el inaugural, protagonizado por la orquesta de improvisadores Entenguerengue y el recital protagonizado por el compositor David del Puerto el 27 de abril con una versión de concierto de la obra coreográfica Carmen Replay. Quien esto firma prefiere mantenerse ajeno de las persistentes contaminaciones de músicas deudoras del pop o directamente instaladas en otros géneros a los que habitúan a ser sometidos contenedores culturales como este programa de conciertos.

Atlantis Piano Dúo 

Gran segunda parte

Crítica del concierto que el Dúo de Piano Atlantis ofreció en el Teatro Central  el 23 de marzo dentro del Ciclo de Música Contemporánea. Obras de Marco, Castillo, Guinjoan, Reich, Sánchez-Verdú y Lutoslawski.

La gran música se siente, se vislumbra, desde el primer acorde. Por eso Piano phase, de Steve Reich; Arquitecturas en blanco y negro, de Sánchez-Verdú; y Variaciones sobre un tema de Paganini, de Lutoslawski, constituyen, escuchadas en perspectiva, una tríada de obras que configuraron por sí solas un gran concierto.

Defendidas desde dos pianos de media cola (¡lástima no haber podido contar con sendos pianos de concierto!) por el DúoAtlantis, los intérpretes demostraron su compromiso con la música de hoy con tres piezas que exigen distintas habilidades. Desde la coordinación exacta y firmeza rítmica del minimalismo de Reich (al que le faltó una pizca de motricidad) a la destreza virtuosística de la muy hermosa página del polaco Lutoslawski pasando por el juego de exactas resonancias y ataques que propone la muy estimable e inquietante pieza del gran músico algecireño José María Sánchez-Verdú.

Pese a no contar con los instrumentos óptimos Sophia Hasse y Eduardo Ponce se revelaron unos exactos y entonados traductores de las páginas que configuraron la grisácea primera parte. Comenzó con una apreciable creación de Guinjoan, Flamenco II, en la que de jondo sólo queda un retazo, un perfume (podían aprender de ella otros ilustres creadores actuales adictos a los cantaores...), y siguó con el mustio descriptivismo de Tomás Marco en sus Estudios intertextuales y la cuota escolástica y local de Piano a cuatro de Manuel Castillo

Ensemble Recherche
Un gran grupo sin grandes obras

Teatro Central. 30 de marzo. Programa: Piano Trío Nº1 ‘Wortschatten’. Abîme, Hèctor Parra. Cassandra dream-song, Brian Ferneyhough. Cielo e infierno, Hermes Luaces. Exéresis, Ramón Souto. Fortspinnung für streichtrio, Alberto Carretero. Intérpretes: Ensemble Recherche. Ciclo de Música Contemporánea. Calificación: * *

Madrid, 30 de mayo de 2011. Auditorio Nacional. Musicadhoy. Ensemble Recherche. Obras de Bermejo, André y Lachenmann. Sevilla, 30 de marzo. Teatro Central. Obras de Parra, Luaces... Contar en la ciudad con uno de los grupos líderes en la interpretación de música contemporánea es un acontecimiento, pero allá donde los madrileños podrán disfrutar con (seguras) dos piezas mayores, aquí los alemanes tuvieron el encargo de dar luz a un discutible ramillete de obras menores.

Menores son las dos piezas de Hèctor Parra. El compositor catalán tiene en su producción composiciones de mayor calado que las que se tocaron anoche. Su gran logro, la ópera Hypermusic Prologue, sirve de ejemplo de lo que no se encuentra en el sobrio academicismo del Piano Trío N.1 -inmensamente mejor el segundo, registrado en disco por estos mismos intérpretes- y en la temprana Abîme.

En cuanto a la nómina de estrenos, todos al hilo de la Cátedra Manuel de Falla, mereció sin duda la pena el trío para cuerdas Fortspinnung del sevillano Alberto Carretero. La energética incisividad de su nerviosa gramática y las endiabladas filigranas musicales de la composición encontraron en los miembros del Recherche una respuesta imponente.

De interés también la muy indagativa Exéresis de Ramón Souto, aunque su catálogo de chirridos y chasquidos pague una excesiva deuda con la sombra de Lachemann y Billone. Sobre Cielo e infierno de Hermes Luaces... sencillamente no era este el foro adecuado para presentar tan agradable nadería. Mención aparte para el flautista Martin Fahlenbock, quien tuvo por delante la intrincada e hipervirtuosa ejecución de Cassandra's dream-song del máximo representante de la 'nueva complejidad', Brian Ferneyhough: no es esta su partitura más representativa, pero sí da suficientes pistas para entrever el sendero lleno de obstáculos que transita el maestro inglés.

Champ d’action

Un estilo y una firme propuesta

Crónica del concierto que el conjunto Champ d'action ofreció el 13 de abril en el Teatro Central con obras de Nyman, Bryars, Glass y Tenney. 

Repetían los belgas Champ d'Action en el Teatro Central y su concierto volvió, nuevamente, a situarse entre los grandes vividos en el Ciclo de Música Contemporánea. Pese a que se cayó del programa la muy interesante y agotadora Workers union de Andriessen, el ramillete de obras repetitivas que defendieron apuntaron a dos estilos del género, el púramente rítmico y el ambiental. El ensemble tiene un sonido propio y su programa, pese a lo breve, funcionó con una cohesión emocionante, similar a un disco. Encantadores y naïves los valses de Nyman, hipnótica y fugaz la Music in similar motion de Glass, irregular Hi Tremolo de Bryars y magnéticas, radicales, explorativas, las dos obras de Tenney (Harmoniun 1 y Koan). Que vuelvan.

Zahir Ensemble
Dos genios, una hora gozosa


Cronica del concierto que el conjunto sevillano Zahir Ensemble ofreció el 11 de mayo en el Teatro Central con obras de Reich y Feldman.
 
Los compositores fieles en la defensa de una estética, de unos postulados concretos, adquieren, cuando estos funcionan, la categoría de culto. Sucede con Steve Reich (1936) y con Morton Feldman (1926-1987). Estos dos titanes de la música del siglo XX fueron convocados anoche por Zahir Ensemble, un conjunto sevillano que debería ya -mañana es tarde- estar dando a conocer su labor en escenarios todavía mayores al Central.

Comenzó el programa con Proverb, de Reich, hermosa aunque menor partitura (menor en contraposición con la miriada de obras maestras del catálogo del norteamericano), que toma como base a Wittgenstein: "¡Tan sólo basta un pequeño pensamiento para llenar toda una vida!". Amén, diremos nosotros. Entonadísimo el Coro Barroco -hermosa voz la de Rocío de Frutos- y vibrafonistas algo erráticos.

En For Samuel Beckett de Feldman al oyente no se le facilitan asideros. 50 minutos de una música que huye del silencio tejiendo una tornasolada superficie en la que las notas parecen siempre estar volviendo al punto de inicio. García Rodríguez tuvo claro el concepto de la obra y su aproximación: más diáfana que opresiva y con un acertado tono quedo. Acaba repentinamente. Lástima. Nos hubiera gustado quedarnos más tiempo con Feldman, con Zahir.
 

Drumming
Liturgia para Xenakis

Crónica del concierto que el conjunto portugués Drumming ofreció el 18 de mayo en el Teatro Central con obras de Iannis Xenakis

Uno de los escasos compositores auténticamente grandes del siglo XX al que el Ciclo de Música Contemporánea del Teatro Central le ha venido prestando una considerable atención es Iannis Xenakis. A sus pentagramas se consagró uno de los momentos de mayor intensidad vividos en el presente convocatoria, pasando a convertirse la comparecencia del grupo portugués Drumming en uno de los programas más vivificadores y atrayentes que este encuentro ha acogido en sus últimos años.

Sólo cabe acharle un pero: la brevedad. El mismo conjunto ofreció idéntico programa Xenakis en La Casa Encendida en marzo de 2009, dentro del sobresaliente ciclo Musicadhoy que coordina Xavier Güell, y en aquella ocasión la música del compositor greco-francés estuvo precedida por una piedra miliar de la percusión en la pasada centuria, Ionisations de Edgar Varèse como urbano y futurista prólogo a los telúricos sonidos que luego se desplagarán con Xenakis más enraizados en la tradición y el rito de la tragedia griega.

Con el escenario prácticamente a oscuras Miquel Bernat ejecutó en muy primer plano Rebonds, un tour de force magnético, en el que hizo gala de su magisterio y explicó, si es que hiciera falta, por qué se trata de uno de los percusionistas 'contemporáneos' más interesantes de la actualidad. El músico catalán acertó con el tono ritual de la música, no precipitando el 'tempo'y barnizando de intención cada nota, enriqueciendo el discurso con un endiablado dominio del caos y la estructura de la partitura.

Por alguna razón que no alcanzo a comprender Okho, para tres percusionistas, se ha situado entre las obras para estos instrumentos más difundidas del compositor pese a no ser, ni de lejos, una de las obras más brillantes que Xenakis legara en este terreno. Acaso el hecho de estar escrita para tres djembes -instrumentos con claras concomitancias con la música popular e improvisada- la hace especialmente atractiva para el público. Si Neopercusión ofreció en el Ciclo de 2010 una discutible versión adaptada de la pieza en tres bombos, Drumming optó por la escolástica de los “instrumentos originales”. Pese a su firme adecuación estilística a la partitura no nos convence sin embargo la sonoridad de unos instrumentos cuya sonoridad se nos antoja epidérmica y en la que resulta complejo atisbar la potencia y fiereza que resulta consustancial a la obra percutiva de Xenakis.

Haciendose acompañar por una mínima y nada perjudicial escenografía lumínica, Drumming culminó un programa en exceso breve con tres de las cuatro piezas que conforman la monumental Pleïades –faltó Mélanges- creada por Xenakis en 1979 para Les Percussions de Strasbourg. Música que se crece durante su desarrollo, Drumming otorgó un más que evidente sentido de continuidad, casi litúrgica, a la composición. Llevada a media luz no importó tanto el despliegue pirotécnico, virtuosístico como la continua sensación de estar asistiendo a una invocación dionisiaca que el compositor hiciera sirviéndose de un lenguaje férreamente moderno y orgiásticamente comunicativo. Clamoroso éxito.

Taller Sonoro
Cenizas de un volcán, música sin futuro
 

Crónica del concierto que Taller Sonoro ofreció el 25 de mayo en el Teatro Central con obras de Fineberg, Saariaho, Erkoreka, Haas y Furrer.

Virutas instrumentales, esquejes arrancados de cuajo, cenizas de un volcán, el de la música contemporánea, que estalló la pasada semana con el concierto percutivo de Iannis Xenakis y cuyos despojos se deslizaban apagados anoche en la clausura del Ciclo de Música Contemporánea. Taller Sonoro cree firmemente en lo que hace y no hay una sola presentación detrás de la cual no exista un programa trabajado y estudiado, una reflexión estética o técnica sobre la música de nuestro tiempo.

El problema es cuando lo que se ofrece no interesa, o no interesa apenas. Paradigms, de Joshua Fineberg no se impone sobre la escolástica espectral que lastra su discurso tímbrico, Serenates, de la sobrevalorada Kaija Saariaho, se alía con el tedio más absoluto e Izaro de Gabriel Erkoreka mueve al sonrojo por su convencionalidad, por su abstracto academicismo de conservatorio.Angelus novus: el futuro presente se tituló el concierto. No. Aquí no hay "carga de futuro". (Casi) ninguno de los nombres anteriores representan la inmensa aventura de la modernidad. Mejor el Trío de Beat Furrer, contagiado en la ejecución del vahído generalizado. Tampoco Tria ex uno, pese a su corrección, representa bien a su notable autor, Georg Friedrich Haas. Interpretaciones modélicas, militantes. Pero los pentagramas mandaron. Y en ellos no había demasiado.

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