En la edición de abril de 2013 de la revista Scherzo la
violinista alemana Carolin Widmann explicaba que una de las principales
dificultades a la hora de abordar la música de Morton Feldman (1926-1987) es su demanda de que, al tocar, el sonido resultante debe ser neutro, sin
expresión ni personalidad. Resulta sorprendente que una sugerencia tan austera
devenga, tras la constatación en repetidas escuchas, en una experiencia
fascinante. La grabación que ECM ahora nos presenta de Violin and Orchestra [de la que pueden escucharse fragmentos y atender, en alemán, una entrevista
con la intérprete aquí] es, digámoslo ya, de una belleza subyugante, erigiéndose
en una de las grabaciones estelares de la amplia fonografía, felizmente en
continua revisión, de la que goza la música del compositor norteamericano.
En la década de los 70 del pasado siglo, Feldman escribió
una serie de conciertos solistas a los que otorgó títulos puramente
descriptivos, siendo el denominado Flute and Orchestra (1977/78) el que más (relativa) fama ha gozado. Aquel ciclo concluyó en 1979 con la redacción
de Violin and Orchestra [que pudo titularse Why Webern?], uno de los últimos trabajos en los que el músico
abordó la escritura para conjunto sinfónico, aunque todavía habría de llegar,
en 1985, la postrera Coptic light. Sí es, desde luego, la orquesta más grande
que manejó nunca en una partitura el compositor, con una nutrida sección de
instrumentos de viento y hasta cuatro percusionistas. Sin embargo, y como era
previsible, no erige al solista –en este caso el violín de Widmann- en
protagonista virtuoso de la función. Antes al contrario, estamos ante una
caudalosa creación en la que el solista asume un papel constante pero discreto.
El violín no dialoga con la orquesta, tampoco diríamos que se confronta con
ella. Está ahí. Permanece incólume desplegando su sonar como si fuera un atril
más con una partitura autónoma, diferente, a la del resto de músicos.
Juega en su favor la duración, 50
minutos, lo que no la hacen una obra habitable, casi instalativa, en la manera
en que sí lo son ulteriores piezas como For Philip Guston (1984) o su Cuarteto de cuerdas nº2 (1983). Esta que ahora reseñamos es una obra que propone un
mayor juego de tensiones que aquellas, la orquesta parece amenazarnos, la
restricción del material tonal es mayor, la riqueza sonora resulta de una
inmensidad pasmosa, pero el tejido no es tan etéreo como en otras composiciones.
Todos los accidentes que integran la obra los recibimos en la escucha como
acechantes, sea una simple escala ascendente del violín –que, por momentos,
parece imitar en nuestra imaginación una respiración debilitada, moribunda-,
sea un aparente balanceo del discurso musical o un inesperado y tenebroso
fortissimo.
Obra llena de minúsculas pero estridentes disonancias
incrustadas en un contexto de suspensión tonal, Violin and Orchestra es una
pieza mayor del catálogo de Feldman, y su concentración de fuerzas
instrumentales la hacen también una de las menos difundidas. Estamos pues ante
uno de los conciertos para violín (sic) más sobresalientes del siglo XX, una
partitura que nos sitúa como oyentes al borde de un precipicio, prestos a
percibir cualquier nuevo giro de un discurso cambiante y que siempre parece ser
un reflejo del mismo.
En esta composición-friso debemos admirar, ante todo, la
tarea resuelta por Carolin Widmann, ajena a todo virtuosismo, decidida a
navegar en medio del colchón sinfónico dejándose arrastrar por la corriente,
con muy tibios arrebatos propios. Segura y entregada, la violinista repara en
cada esquirla de una partitura que presentará muy pocas veces en concierto,
pero de la que lega una grabación referencial. Resulta muy difícil, ante lo
difuso de muchas de sus sonoridades, dilucidar sonidos individuales –estamos en
las antípodas del puntillismo-, pero la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt acierta con el tono ora lacónico ora tenso de un mar musical cuyas mareas
se mueven con pasmosa relajación y gigantesca vida interior. Su director aquí,
Emilio Pomarico, conviene ser reivindicado, puede no ser el artista más
referenciado entre los intérpretes avantgarde, pero su nombre siempre es señal
de excelentes resultados cuando de música avanzada se trata. Este Violin and
Orchestra [de la que disponíamos de una valiosa aunque hoy en segundo plano
grabación muniquesa con Isabelle Faust / Peter Rundel, audible en YouTube],
también por sus sofocantes modulaciones, puede apuntalarse como una
sobresaliente recomendación estival, uno de los discos más importantes surgido
en el sobrestimado sello ECM.